Ucrania: un mes de guerra
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a invasión de Ucrania ya dura un mes y aún no hay visos de una victoria rusa, lo que casi con seguridad no estaba en los planes del Kremlin al iniciar su ofensiva. A medida que la tenaz resistencia de las fuerzas militares ucranianas amenaza a Rusia con una debilitante guerra de desgaste, el costo económico y político para Moscú sigue creciendo, como también las consecuencias económicas a nivel global. Sin olvidar, desde luego, que el mayor costo, en todos los niveles, lo están sobrellevando Ucrania y sus habitantes.
Aunque el primer impacto financiero del conflicto se hizo sentir a nivel bursátil en los días posteriores a su estallido, las bolsas han recuperado lo perdido e incluso muestran ganancias, dado que los escenarios más pesimistas -la expansión del conflicto a otros países o incluso un incidente nuclear- no se han concretado. Esto no implica descartarlos: de visita en la OTAN, el Presidente de EEUU advirtió contra el posible uso de armas químicas, y el propio Vladimir Putin no se muestra reacio a una escalada.
Más allá de la recuperación de los mercados accionarios, el costo económico de la guerra a nivel mundial se refleja en una mayor inflación general -sobre todo en commodities estratégicos como el petróleo (o el cobre) y en los alimentos-, motivando alzas en las tasas de interés y ajustes a la baja en las proyecciones de crecimiento. Ajustes que también deben considerar impactos de mediano plazo en las cadenas de suministro de algunos bienes clave en los que Rusia y Ucrania son actores relevantes, según analistas consultados por este medio.
El precio que Moscú está teniendo que pagar por su aventura es gigantesco, no sólo en lo económico (sanciones varias, éxodo de empresas, boicots, depreciación de activos, posible bloqueo de ventas de oro), sino geopolítico: Europa ya se mueve para cesar su dependencia de gas ruso, y el status de Rusia como gran potencia está quedando en duda ante actores cruciales para su interés nacional, como China.